A)
Estructuralismo y parentesco.
En
1949 se publica Las Estructuras elementales del parentesco (EEP)
de Lévi-Strauss. Supone el lanzamiento de un nuevo paradigma
teórico contrapuesto a la teoría de linajes predominante en la
Antropología británica: la llamada teoría de la alianza.
[...]
Frente a la cultura, la naturaleza se define por la ausencia de
reglas , y frente a la naturaleza, la cultura se aprecia por la
presencia de lenguaje. Respecto al cómo del tránsito, aunque
“ningún análisis permite captar el punto de transición entre
los hechos naturales y los hechos culturales, ni el mecanismo
de su articulación”, sugiere sin embargo dos criterios que
permiten el desvelamiento lógico del mecanismo estructural de
la articulación básica y originaria entre naturaleza y cultura: la
presencia de la regla como criterio de reconocimiento de lo
social, la universalidad como criterio de la naturaleza. Y
AQUÍ ESTA EL PUNTO CULMINANTE del razonamiento de Lévi-Strauss:
dado que la prohibición del incesto constituye una regla y es,
a la vez, la única regla que posee un carácter de
universalidad, concluye que “la prohibición del incesto está, a
la vez, en el umbral de la cultura y en la cultura, y es, en
cierto sentido, la cultura misma”. “Constituye el tránsito
fundamental gracias al cual, por el cual, pero sobre todo por
el cual, se consuma el paso de la naturaleza a la cultura”
(EEP). Este paso supone una intervención cultural sobre la
naturaleza en el terreno de la reproducción y de la relación
entre los sexos, intervención que articula el hecho natural de
laconsanguinidad con el hecho cultural de la alianza. Enfocada
desde su realidad de regla social, la prohibición del incesto
supone una afirmación del derecho del grupo a controlar su
valor esencial, un “bien escaso” de fundamental importancia
en las sociedades primitivas: las mujeres.
B)
Materialismo cultural y relación con los animales.
Las
relaciones con los animales se dan en “tres ejes” antropológicos:
- En el eje de la producción y reproducción de la vida: se explotan indirecta (para trabajos) o directamente (se comen).
- En el eje de las relaciones entre personas: como animales domésticos no explotados (mascotas).
- En el eje de las relaciones con “lo numinoso” o sagrado: los animales aparecen en las religiones en sus tres tipos: a) Primaria; el animal y lo numinoso se identifican (Paleolítico superior, ej. “Cuevas de Altamira”). b) Secundaria; lo animal se mezcla con lo humano (los dioses egipcios) o se metamorfosean lo uno en lo otro (Zeus convertido en toro raptando a Europa) o lo animal asiste lo humano en el dios o la diosa (Atenea/Minerva y su lechuza). Finalmente, en la época terciaria el animal es metáfora del numen: una paloma lo es del Espíritu Santo (véase el Baldaquino donde oficia el Papa misa en San Pedro), el Cordero de Jesús (véase el cuadro de Murillo: “El Divino Pastor”), etc.
Sólo
analizando exhaustivamente las relaciones a lo largo del ciclo
completo de la vida del animal y de los seres humanos aparecen
como comprensibles fenómenos que no lo eran como la abstinencia
a la hora de comer vaca (hindúes) o cerdo (judíos y musulmanes).
Escribe Marvin Harris:
Según
muchos expertos, el culto a las vacas es la causa número uno de la
pobreza y el hambre en la India. Algunos agrónomos formados en
Occidente dicen que el tabú contra el sacrificio de las vacas
permite que vivan cien millones de animales “inútiles”. Afirman
que el culto a las vacas merma la eficiencia de la agricultura,
porque los animales inútiles no aportan ni leche ni carne, a la vez
que compiten por las tierras cultivadas y los artículos
alimenticios con animales útiles y seres humanos hambrientos. Un
estudio patrocinado por la Fundación Ford concluía que se podía
estimar que posiblemente sobraba la mitad del ganado vacuno en
relación con el aprovisionamiento de alimentos. Y un economista de
la Universidad de Pensilvania declaraba en 1971 que la India tenía
treinta millones de vacas improductivas. […] Y, sin embargo,
descubrimos ciertas incoherencias en la condena del amor a las vacas.
Cuando empecé a pensar si podría existir una explicación práctica
para la vaca sagrada, me encontré con un curioso informe del
gobierno. Decía que la India tenía demasiadas vacas, pero muy pocos
bueyes. Con tantas vacas en derredor, ¿cómo podía haber escasez de
bueyes? Los bueyes y el macho del búfalo de agua son la fuente
principal de tracción para arar los campos en la India. Por cada
granja de diez acres o menos, se considera adecuado un par de bueyes
o de búfalos de agua. Un poco de aritmética muestra que, en lo que
atañe a la arada, hay en realidad escasez más que exceso de
animales. La India tiene sesenta millones de granjas, pero sólo
ochenta millones de animales de tracción. Si cada granja tuviera su
cupo de dos bueyes o dos búfalos de agua, debería haber 120
millones de animales de tracción, es decir, 40 millones más de los
que realmente hay. […] El déficit de animales de tiro constituye
una amenaza terrible que se cierne sobre la mayor parte de las
familias campesinas de la India. Cuando un buey cae enfermo, el
campesino pobre se halla en peligro de perder su granja. Si no posee
ningún sustituto, tendrá que pedir prestado dinero con unos
intereses usurarios. Millones de familias rurales han perdido de
hecho la totalidad o parte de sus bienes y se han convertido en
aparceros o jornaleros como consecuencia de estas deudas. Todos los
años cientos de miles de agricultores desvalidos acaban emigrando a
las ciudades, que ya rebosan de personas sin empleo y sin hogar. //
El agricultor indio que no puede reemplazar su buey enfermo o muerto
se encuentra poco más o menos en la misma situación que un
agricultor americano que no pueda sustituir ni reparar su tractor
averiado (M. Harris: Vacas, brujas...).
Los
animales pueden pasar -y pasan- de un eje a otro de las relaciones
cuando así es necesario para la supervivencia. Este es el caso de
los dingos en los aborígenes australianos, que llegan a ser criados
a pecho por las mujeres y queridos como uno más hasta que crecen y
se les deja marchar. Sin embargo los dingos “adultos” son
centinelas fiables y ayudan en la caza cuando salen de la comunidad.
E, incluso, llegan a ser comidos si no hay otro remedio.