1.
Del estudio sobre la Materia y el Espíritu (monismo,
pluralismo, dualismo...), en Historia de la Filosofía y en la
Filosofía contemporánea, se extrae la conclusión de que con
respecto a la existencia de lo espiritual hay que ser prudente y, en
principio, agnóstico (es decir, declarar que no se tiene
conocimiento certero de su existencia ni de su inexistencia).
Sin embargo, también es cierto que las ciencias han de ser,
necesariamente, materialistas (no digo los científicos, sino las
ciencias: el método y los resultados del método tales como leyes y
teorías; si luego el científico quiere/puede dejar “espacio” a
lo espiritual, eso es otra cuestión). El materialismo
epistemológico (es decir, el materialismo desde el punto de vista
del conocimiento) es necesario para hacer ciencia seriamente.
De momento hay que ser pluralistas: la reducción de todas las
ciencias a una aún no ha sido realizada y ni puede serlo, de
momento.
2.
Del estudio de la Filosofía de las ciencias hemos de
sacar esta conclusión: cuanto más se acercan las ciencias a los
asuntos humanos menos predictivas son y más influenciables por las
ideologías, las modas y las corrientes políticas.
3.
Del acercamiento a la Lógica la más importante
conclusión es que las reglas lógicas no crean verdades nuevas sino
que, simplemente, conservan la verdad de las premisas en las
conclusiones. De lo falso y de lo contradictorio puede surgir
cualquier cosa (“Ex contradictio quodlibet”), lo verdadero
o lo falso. La tercera línea de la tabla de verdad de
la implicación nos enseña que jamás, bajo ningún
concepto, podremos saber si estamos en posesión de una
teoría científica definitivamente verdadera. El tipo de
argumentación que más resultados es capaz de dar en la Filosofía y
en las Matemáticas es el procedimiento por reducción al absurdo o
demostración indirecta (es lo mismo).
4.
Finalmente, de la aproximación a la Psicología
sacamos dos importantes conclusiones: a) el conocimiento que la
percepción, la memoria, el aprendizaje, etc. nos proporcionan debe
ser objeto de sospecha, de duda y muchas veces no es del todo
fiable. b) Además, como nos enseñan los especialistas en
motivación y personalidad ni siquiera somos transparentes a nosotros
mismos.