Marx y Engels dieron sus primeros pasos como filósofos criticando a la llamada “Izquierda hegeliana”: tres autores, discípulos del filósofo idealista Hegel, que aparecen mencionados en La Ideología alemana y que fueron apodados irónicamente por Marx y Engels como “La Sagrada Familia”. Hegel afirmaba que el Estado social y de derecho era el Fin ético-político al que la Dialéctica de la Historia había llevado a la Humanidad. La Filosofía de Hegel dio lugar a dos corrientes: la que ponía el acento en la Ley y el Orden era denominada “Derecha hegeliana” y la que se centró en la crítica del Antiguo Regimen (el Trono y el Altar) era llamada “Izquierda hegeliana”.
Los tres autores a los que Marx y Engels critican habían ejecutado una severa crítica a la Religión, considerando que era el factor más alienante (autoenajenante) para el ser humano. Para Marx y Engels criticar la religión es superficial porque no existe el ser humano en general y, además, la religión es un síntoma de la alienación pero no es su origen. Para entender qué es entonces la alienación hay que estudiar a los hombres y las mujeres en su realidad histórica concreta y no al ser humano en general, como hacen los idealistas. Para entender la alienación hay que estudiar las distintas formas en las que se ha dado la tensión entre una clase dominante y otra dominada, es decir, entre quienes han poseído y poseen los medios de producción y los que no. El ser humano no es solo pensamiento teórico y acción moral (Kant), es también un ser que a lo largo de la Historia transforma el medio para hacerlo más habitable y así va transformándose él mismo. Esa capacidad de transformación del medio es la praxis. Pero la praxis se convierte en trabajo alienante cuando se entrega el resultado de la transformación a otro a cambio de una cantidad de dinero. La forma elemental de alienación (“alienus” en latín es “extraño”, alienar es “extrañar”) en la sociedad capitalista consiste, pues, en usurpar a la clase dominada del valor que ella misma añade (plusvalor o plusvalía) a lo que produce. Todas las demás alienaciones (las leyes que favorecen a la clase dominante, la religión que paraliza para la violencia y la revolución a la clase dominada, etcétera...) son formas secundarias de alienación.
TEXTOS DEL QUE SE EXTRAERÁ UN FRAGMENTO
PARA EL EXAMEN
Esta concepción de la historia consiste, pues, en exponer el proceso real de producción, partiendo para ello de la producción material de la vida inmediata, y en concebir la forma de intercambio correspondiente a este modo de producción y engendrada por él, es decir, la sociedad civil en sus diferentes fases, como el fundamento de toda la historia, presentándola en su acción en cuanto Estado y explicando en base a ella todos los diversos productos teóricos y formas de la conciencia, la religión, la filosofía, la moral, etc., así como estudiando a partir de esas premisas su proceso de nacimiento, lo que, naturalmente, permitirá exponer las cosas en su totalidad (y también, por ello mismo, la acción recíproca entre estos diversos aspectos).
Esta suma de fuerzas de producción, capitales y formas de intercambio social con que cada individuo y cada generación se encuentran como con algo dado es el fundamento real de lo que los filósofos se representan como la "sustancia del hombre" y la "esencia del hombre", elevándolo a apoteosis y combatiéndolo; un fundamento real que no se ve menoscabado en lo más mínimo en cuanto a su acción y a sus influencias sobre el desarrollo de los hombres por el hecho de que estos filósofos se rebelen contra él como "autoconciencia" y como el "Único". Y estas condiciones de vida con que las diferentes generaciones se encuentran al nacer deciden también si las conmociones revolucionarias que periódicamente se repiten en la historia serán o no lo suficientemente fuertes para derrocar la base de todo lo existente. Si no se dan estos elementos materiales de una conmoción total, o sea, de una parte, las fuerzas productivas existentes y, de otra, la formación de una masa revolucionaria que se levante, no sólo en contra de ciertas condiciones de la sociedad anterior, sino en contra de la misma "producción de la vida" vigente hasta ahora, contra la "actividad de conjunto" sobre que descansa, en nada contribuirá a hacer cambiar la marcha práctica de las cosas el que la idea de esta conmoción haya sido proclamada ya cien veces, como comunismo.
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Los filósofos se han representado como un ideal, al que llaman "el hombre", a los individuos que no se ven ya absorbidos por la división del trabajo, concibiendo todo este proceso que nosotros acabamos de exponer como el proceso de desarrollo "del hombre", para lo que bajo los individuos que hasta ahora hemos visto actuar en cada fase histórica se desliza el concepto "del hombre", presentándolo como la fuerza propulsora de la historia. De este modo, se concibe todo este proceso como el proceso de autoenajenación "del hombre", y la razón principal de ello está en que constantemente se atribuye por debajo de cuerda el individuo medio de la fase posterior a la anterior y la conciencia posterior a los individuos anteriores. Y esta inversión, que de antemano hace caso omiso de las condiciones reales, es lo que permite convertir toda la historia en un proceso de desarrollo de la conciencia.
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Resumiendo, obtenemos de la concepción de la historia que dejamos expuesta los siguientes resultados: 1.° En el desarrollo de las fuerzas productivas, se llega a una fase en la que surgen fuerzas productivas y medios de intercambio que, bajo las relaciones existentes, sólo pueden ser fuente de males, que no son ya tales fuerzas de producción, sino más bien fuerzas de destrucción (maquinaria y dinero); y, lo que se halla íntimamente relacionado con ello, surge una clase condenada a soportar todos los inconvenientes de la sociedad sin gozar de sus ventajas, que se ve expulsada de la sociedad y obligada a colocarse en la más resuelta contraposición a todas las demás clases; una clase que forma la mayoría de todos los miembros de la sociedad y de la que nace la conciencia de que es necesaria una revolución radical, la conciencia comunista, conciencia que, naturalmente, puede llegar a formarse también entre las otras clases, al contemplar la posición en que se halla colocada ésta; 2º que las condiciones en que pueden emplearse determinadas fuerzas de producción son las condiciones de la dominación de una determinada clase de la sociedad, cuyo poder social, emanado de su riqueza, encuentra su expresión idealista-práctica en la forma de Estado imperante en cada caso, razón por la cual toda lucha revolucionaria está necesariamente dirigida contra una clase, la que hasta ahora domina; 3º que todas las anteriores revoluciones dejaron intacto el modo de actividad y sólo trataban de lograr otra distribución de esta actividad, una nueva distribución del trabajo entre otras personas, al paso que la revolución comunista está dirigida contra el modo anterior de actividad, elimina el trabajo y suprime la dominación de las clases al acabar con las clases mismas ya que esta revolución es llevada a cabo por la clase a la que la sociedad no considera como tal, no reconoce como clase y que expresa ya de por sí la disolución de todas las clases, nacionalidades, etc., dentro de la actual sociedad; y 4º que, tanto para engendrar en masa esta conciencia comunista como para llevar adelante la cosa misma, es necesaria una transformación en masa de los hombres, que sólo podrá conseguirse mediante un movimiento práctico, mediante una revolución; y que, por consiguiente, la revolución no sólo es necesaria porque la clase dominante no puede ser derrocada de otro modo, sino también porque únicamente por medio de una revolución logrará la clase que derriba salir del cieno en que está hundida y volverse capaz de fundar la sociedad sobre nuevas bases.