Este es un fragmento de Diálogos sobre los dos máximos sistemas del mundo, publicado en Florencia en 1632, el cual desató tal controversia que acabó en acusación formal por "sospechas graves de herejía" ante la Inquisición. Galileo fue condenado y a continuación el libro incluido en el Index de publicaciones prohibidas, del cual no fue eliminado hasta 1822 (En la actualidad todo lo concerniente al caso Galileo hoy libremente puede consultarse en los Archivos de la Congregación para la Doctrina de la Fe, al contrario de lo que la novela y film del mismo nombre de Dan Brown dan a entender; sobre los "Illuminati", véase esta entrada).
Tráiler de la película
El valenciano Alejandro Cifres, director del Archivo de la Congregación |
Galileo utiliza tres
personajes que discuten en italiano (no en latín, que era lo usual) durante cuatro días sobre las visiones aristotélica–ptolemaica y copernicana del Universo.
Los dialogantes son:
Salviati, defensor del sistema copernicano. Representa la
propia visión de Galileo. Llamado "el académico" en honor a la
pertenencia de Galileo a la Accademia dei Lincei ("Academia del Liceo"), el nombre proviene del apellido de uno de sus amigos: Filipo Salviati.
Sagredo es un neófito inteligente que representa la visión neutral de quien busca la verdad sin aferrarse a dogma alguno. Es nombrado en honor al amigo de Galileo, Giovanni Francesco Sagredo.
El texto presenta tres partes. En una, hasta el segundo "Pero", se introduce la cuestión: la teoría de Aristóteles no predice lo que ocurre con respecto a la caída libre de los cuerpos (graves); la segunda parte, hasta que Simplicio reconoce que la cuestión supera su comprensión, procede como en un diálogo platónico en el que Salviati fuera Sócrates, de modo que se somete a una reducción al absurdo la posición del contrincante; finalmente, la tercera y última parte, es la conclusión: la posición de Galileo respecto al asunto, reconociendo las imperfecciones de los resultados del experimento pero dando a ver que son mínimas en comparación con las que resultan de la teoría de Aristóteles.
El texto presenta tres partes. En una, hasta el segundo "Pero", se introduce la cuestión: la teoría de Aristóteles no predice lo que ocurre con respecto a la caída libre de los cuerpos (graves); la segunda parte, hasta que Simplicio reconoce que la cuestión supera su comprensión, procede como en un diálogo platónico en el que Salviati fuera Sócrates, de modo que se somete a una reducción al absurdo la posición del contrincante; finalmente, la tercera y última parte, es la conclusión: la posición de Galileo respecto al asunto, reconociendo las imperfecciones de los resultados del experimento pero dando a ver que son mínimas en comparación con las que resultan de la teoría de Aristóteles.
SALVIATI: Dudo grandemente que Aristóteles haya comprobado por el
experimento si es verdad que dos piedras, siendo una de ellas diez
veces más pesada que la otra, al dejarlas caer en el mismo instante
desde una altura de 100 cúbitos (1 cúbito = 50 cm), diferirían en
velocidad de tal manera que cuando la más pesada hubiese llegado a
tierra, la otra no habría recorrido en su caída más de 10 cúbitos...
SIMPLICIO: Su lenguaje parece indicar que él había ensayado el
experimento, ya que dice: 'Vemos el más pesado'; la palabra vemos
indica que se había hecho el experimento.
SAGREDO: Pero, Simplicio, yo que he hecho la experiencia puedo
asegurarte que una bala de cañón que pesa 100 ó 200 libras no
alcanzar el suelo a mayor distancia de un span (1 span = 23 cm) por
delante de una bala de mosquete que pesa sólo media libra, siempre
que ambas sean lanzadas de una altura de 200 cúbitos.
SALVIATI: Sin más experimentos es posible probar claramente, por
medio de un argumento corto y concluyente, que un cuerpo pesado no
se mueve más rápido que otro ligero, siempre que ambos sean del
mismo material y, en resumen, aquellos mencionados por Aristóteles.
Pero, dime, Simplicio, si tú admites que cada cuerpo que cae
adquiere una velocidad definida fija por naturaleza, es decir, una
velocidad que no puede aumentarse o disminuirse, excepto por el uso
de la fuerza o resistencia.
SIMPLICIO: No hay duda de que un cuerpo, moviéndose en un medio,
tiene una velocidad fija determinada por la Naturaleza, la cual no
puede incrementarse si no es por la acción de una cantidad de
movimiento ('ímpeto') o disminuida por alguna resistencia que le
retarde.
SALVIATI: Entonces, si tenemos dos cuerpos cuyas velocidades
naturales sean diferentes es claro que, unificando a ambos, el más
rápido ser retardado por el más lento y éste apresurado por el más
rápido. ¿No estás de acuerdo con esta opinión?
SIMPLICIO: Es una razón incuestionable.
SALVIATI: Pues si esto es cierto y una piedra grande se mueve con
una velocidad, por ejemplo de ocho, y otra más pequeña con una
velocidad de cuatro, cuando estén unificadas, el sistema se moverá
con una velocidad menor que ocho; sin embargo, cuando las dos
piedras están atadas juntamente forman una piedra mayor que la que
antes se movía con velocidad de ocho. Por tanto, la piedra ahora más
pesada se mueve con menos velocidad que la más ligera; este efecto
es contrario a vuestra hipótesis. Es decir, de tu hipótesis de que
el cuerpo pesado se mueve más rápido que el más ligero, yo deduzco
que el cuerpo pesado se mueve más lentamente.
SIMPLICIO: Estoy hundido... Esto es, ciertamente, superior a mi
comprensión...
Cuando Simplicio retrocede confundido, Salviati sigue adelante con
el argumento mostrando que es contradictorio suponer que un objeto
caerá más rápidamente si su peso se incrementa en una pequeña
cantidad. Simplicio no puede refutar la lógica de Salviati. Sin
embargo, tanto el libro de Aristóteles como su propia observación le
dicen que un objeto pesado cae, al menos en cierta extensión, más
deprisa que un objeto ligero.
SIMPLICIO: Tu discusión es realmente admirable; sin embargo, yo no
encuentro fácil creer que un perdigón caiga con la misma velocidad
que una bala de cañón.
SALVIATI: ¿Por qué no decir un grano de arena tan rápidamente como
una piedra de molino?. Pero, Simplicio, tengo la esperanza de que no
seguirás el ejemplo de muchos otros que desvían la discusión de un
punto principal y dicen que algunas de mis afirmaciones se apartan
de la verdad por un cabello, y por este cabello esconden las faltas
de otras teorías tan gruesas como un cable de navío. Aristóteles
dice que 'una esfera de hierro de 100 libras, cayendo desde una
altura de 100 cúbitos, llega a la tierra antes que una bola de 1
libra haya caído un simple cúbito'. Yo digo que las dos llegan al
mismo tiempo. Tú encuentras, al hacer la experiencia, que la más
pesada adelanta a la más ligera en dos o tres dedos...; ahora no puedes
esconder detrás de estos dos dedos los 99 cúbitos de Aristóteles, ni
puedes mencionar mi error y, al mismo tiempo, pasar en silencio el
tuyo, mucho mayor.