"No hay manera de escapar a la filosofía […] Quien rechaza la filosofía profesa también una filosofía pero sin ser consciente de ella." Karl Jaspers, filósofo y psiquiatra. "There is no escape from philosophy. Anyone who rejects philosophy is himself unconsciously practising a philosophy." [Karl Jaspers, Way to Wisdom 12 (New Haven: Yale University Press, 1951)]

Un modelo de comentario de texto filosófico

TEXTO

En el año 1979, Stephen Jay Gould y Richard Lewontin publicaron en la revista Proceedings of the Royal Society of London un artículo titulado The spandrels of San Marco and the panglossian paradigm: a critique of the adaptationist programme (Las enjutas de San Marcos y el paradigma panglossiano: crítica del programa adaptacionista). Bajo este curioso título, los autores introducían el término “spandrel” en un contexto evolucionista y exponían un nuevo concepto en biología.

El darwinismo y el neodarwinismo son temas siempre polémicos, porque, aunque la evolución es un hecho tan demostrado como que la Tierra gira alrededor del Sol, las circunstancias y el modo en que ésta se ha producido son todavía motivo de debate. El paleontólogo Stephen Jay Gould y el genetista Richard Lewontin, ambos de la Universidad de Harvard, han dedicado gran parte de su carrera científica al estudio del hecho evolutivo. Gould y Lewontin han estudiado en profundidad y han criticado las posturas neodarwinistas que identifican todos los rasgos de los organismos como adaptaciones. Para ellos, por el contrario, no todos los caracteres de los individuos son adaptativos.

En un artículo titulado The spandrels of San Marco and the panglossian paradigm: a critique of the adaptationist programme publicado en la revista Proceedings of the Royal Society of London, Gould y Lewontin ofrecían un nuevo punto de vista. El término spandrel -en castellano, enjuta- es una palabra usada en arquitectura para designar el espacio existente entre dos arcos y la superficie horizontal situada sobre ellos. Este espacio accidental es un lugar idóneo para poner mosaicos o pinturas, y hay enjutas con ornamentaciones de una gran belleza. No obstante, no están ahí como fin en sí mismas, sino que han surgido como el subproducto inevitable del uso de arcos y rectas. Gould y Lewontin sostienen que los organismos portan numerosos spandrels, y argumentan que muchos procesos evolutivos son de esta clase: algunos rasgos surgen como un efecto colateral de otro cambio, pero acaban siendo útiles.

Raquel Bello-Morales
Universidad Autónoma de Madrid

COMENTARIO

El comentario responde a lo que cabe esperarse de un/a alumno/a de un nivel medio educativo de un país de la OCDE.  Los añadidos en cursiva serían propios de un nivel universitario de Grado dentro del Espacio europeo de Educación superior.

El presente texto, escrito por una profesora de la Universidad Autónoma de Madrid, nos presenta una cuestión relacionada con el desarrollo de las ciencias, en concreto de la Biología evolutiva.  La teoría de la evolución ha creado, desde sus orígenes, grandes controversias no sólo contra quienes no la aceptaron sino dentro de sus propios seguidores.  Hoy en día esas controversias siguen vivas y podrían resumirse rápidamente diciendo que encontramos quienes defienden que el sujeto de la evolución es el organismo (como creyó Lamarck aunque por otras razones), la especie (Darwin) o los genes (Dawkins y otros).  Además de esta polémica interna está la que hay entre quienes admiten que la evolución es resultado de un diseño inteligente trascendente (voluntad de Dios) y quienes no lo admiten en absoluto (y entre estos encontramos incluso a ex sacerdotes con fe como el neodarwinista Francisco José Ayala para quien, si así fuera, la voluntad divina se habría expresado a través de errores e imperfecciones contrarios a la propia doctrina).

El texto presenta tres partes que, en este caso, se corresponden con los tres párrafos.  En el primer párrafo se nos presenta la cuestión (parece ser un resumen de lo siguiente, por el tamaño de la letra y porque se repite alguna frase después), haciendo referencia a un artículo de Gould de finales de los años setenta sobre evolución de las especies; el segundo párrafo nos pone frente al debate interno que parece haber dentro de la biología evolutiva, al menos en la fecha de publicación del articulo de Gould: darwinistas contra neodarwinistas.  Finalmente, el último párrafo explica la hipótesis de Gould y muestra la relación de semejanza que encuentra entre cierta herramienta de la arquitectura y cierto mecanismo, que es el que se quiere proponer como hipótesis digna de tener en cuenta, de la biología evolutiva.

En efecto, este texto pone de manifiesto la importancia del genio en la ciencia, es decir, el momento creativo en el que una hipótesis nueva y original aparece en el pensamiento del científico.  En este caso, con más motivo: la hipótesis surge de una comparación, casi una metáfora, entre arte y naturaleza.    No obstante, para entender correctamente en qué consiste este momento de la elaboración de hipótesis originales hay que explicar en qué consisten los cuatro pasos elementales del método hipotético-deductivo.  

[Añádase lo concerniente al asunto y se evaluará en relación al nivel de conocimientos que se espera del alumnado, en función de si cursa Enseñanzas medias o superiores.  En este último caso se puede esperar que se exponga la controversia entre Dawkins junto a los otros "Horsemen of atheism" y Gould en la obra de este último No está en los genes; por otro lado, también sería interesante exponer y criticar, al hilo de lo expuesto aquí sobre los "spandrels", la cuestión de los "memes" en Dawkins.  Un modelo de crítica posible para un nivel universitario lo encontramos en el artículo de Elena Hernández Subirá, Los memes: la teoría de los memos.]  

En conclusión, en la ciencia hay cuestiones que permanecen abiertas a la discusión y la elaboración de hipótesis no cesará mientras haya preguntas sin respuesta o con respuestas poco satisfactorias.  La respuesta a esas preguntas descansa en el genio, casi artístico, de muchos futuros científicos.  Sin embargo, puede contemplarse como ya en las Ciencias naturales puede darse un sesgo ideológico en el momento en que de estas se extraen conclusiones que van más allá del campo científico de referencia.  Reducir instituciones sociales a mecanismos de perpetuación de los genes o considerar que la cultura se propaga del mismo modo que los genes (teoría de los memes) es un buen ejemplo -quizá sería interesante consultar al respecto el último libro sobre el tema, Memecracia.  Los virales que nos gobiernan.  En él se defiende que, aunque los memes han existido siempre, Internet ha multiplicado la información y se ha convertido en un lugar desconcertante en el que las ideas que logran captar la atención ciudadana y guiar su comportamiento no son las mejores, ni las más nobles, ni las más útiles, ni las más veraces sino solo las más contagiosas.