"No hay manera de escapar a la filosofía […] Quien rechaza la filosofía profesa también una filosofía pero sin ser consciente de ella." Karl Jaspers, filósofo y psiquiatra. "There is no escape from philosophy. Anyone who rejects philosophy is himself unconsciously practising a philosophy." [Karl Jaspers, Way to Wisdom 12 (New Haven: Yale University Press, 1951)]

Marco histórico, sociocultural y filosófico de Nietzsche



Nietzsche vivió la segunda mitad del siglo XIX,  que estará marcada desde el punto de vista histórico por la unificación alemana.  La unificación no  había sido posible ni en 1830 ni en 1848.  Dos grandes potencias, Prusia y Austria se repartían el  territorio y el deseo de unidad era mirado con recelo por las otras potencias europeas. La unificación fue promovida por Bismarck.  El desarrollo industrial de Prusia impulsó una sólida economía y la creación de un poderoso ejército. Tras la victoria de Prusia en la Batalla de Sedán contra los franceses se crea el Segundo Imperio incorporando los estados del sur a los ya unificados del norte, lo cual modifica el mapa político de Europa. Alemania hace sombra así a una Gran Bretaña que se expande colonialmente.

Socialmente el proceso de unificación dio lugar a un extraordinario desarrollo económico y a un cambio en la estructura social.  Una parte de la población pasó del campo a la ciudad y la economía agraria dio paso a una economía industrial; la burguesía controla las finanzas y la industria aunque su unidad se rompe y queda dividida en alta burguesía, que intenta mantener el estatus, y baja burguesía, aquellos que pretenden modificar el sistema y alcanzar mayor igualdad social. Los trabajadores industriales se organizaron para obtener mejoras laborales y obtener derechos políticos, pero el desarrollo científico y tecnológico impulsado por la industrialización frenará la lucha obrera dando nuevas áreas de expansión al capitalismo y avivando los sentimientos nacionalistas. 

A lo largo del siglo XIX la comunidad judía fue mejorando su situación y consiguió en gran medida equiparar sus derechos a los de los demás ciudadanos en la mayoría de los países europeos.  Pese a ello, este pueblo era perseguido en ocasiones por grupos antisemitas y ultra nacionalistas. Lo cierto es que algunos de estos sectores consideraban que los judíos eran una raza extranjera que no podía integrarse dentro de la cultura europea, aunque nunca llegaron a emprender una campaña política organizada. 

En cuanto a la cultura destacan los avances sanitarios de Pasteur y el evolucionismo de Darwin (que dará un giro radical al papel del hombre en el Universo), el marxismo y la aparición del Psicoanálisis de Freud, a cuyas filas se incorporará el gran amor de Nietzsche la judía Lou Andreas Salomé. También fue coetáneo de Nietzsche, el pensador Karl Marx.  Es también la época del Realismo en Literatura, una vez superado el Romanticismo: Víctor Hugo, Dickens, Dostoievski y de la crítica a la sociedad decadente a través de las vanguardias; en Pintura destacan Gustav Klimt quien expresa el deseo inconsciente tal y como lo entiende el Psicoanálisis, Van Gogh y el Impresionismo francés.   En la música destaca Wagner, con quien Nietzsche tuvo una conflictiva relación.

La filosofía alemana está marcada por el idealismo hegeliano, su “Espíritu del Pueblo” y su visión lineal y dialéctica de la Historia. Contra Hegel surge el Irracionalismo vitalista de Schopenhauer que confiere a la voluntad ciega de vivir la clave del dolor de la existencia humana y propone correr el “velo de Maya” para así ser capaces de anular la voluntad y acabar con el sufrimiento.  Contra esto último se revuelve Nietzsche: el sufrimiento es parte de la vida y hay que aceptarlo tal cual.  El novelista e intelectual Thomas Mann considera a Schopenhauer, Nietzsche y Freud como las figuras clave de finales del XIX y el XX y la filosofía del XX calificará a estos últimos - junto a Marx, quien retiene la visión lineal y dialéctica de la Historia pero sitúa al Capital (y no a una Idea) como el Sujeto de la misma- de “maestros de la sospecha”.  Su influencia, desde luego, ha sido decisiva para la filosofía de los grandes pensadores del siglo XX, como Ortega entre otros muchos.

Pero, además, debe destacarse la tremenda huella del Magisterio de la sospecha -y, en concreto, de Nietzsche- en iconos universales de la cultura popular de masas a través de, por ejemplo, el cineasta Stanley Kubrick (“Espartaco”, “2001.  Una odisea del espacio”, “La naranja mecánica”) o de la épica de los superhéroes del cómic, llevada también a la gran pantalla.